Camelleando por Palmyra

Una de las mejores experiencias de mi viaje en Siria, fue cuando “Españoles en el mundo” contactó a Francisco para entrevistarlo. Querían ir a “Palmyra”. La idea era ir un fin de semana a Palmyra para que lo entrevistaran y grabaran. Me invitó. Yo que no conocía Palmyra, no dudé en aceptar y feliz de la vida hice mi maletita y nos fuimos.

Mapa de Siria, Palmyra con un corazón

Llegamos al pueblo y en el primer restaurant que encontramos que se veía “decente” pedimos de comer camello; en el desierto es muy común comer camello y pues ya que estábamos, no podíamos dejar pasar la oportunidad.

Vista de Palmyra desde la cima de la montaña

Llegamos al hotel y descansamos. En la noche fuimos a un evento en el teatro por el festival de la ruta de la seda; ya nos estaban esperando del programa y empezaron a grabarnos. En el festival explicaban por medio de un baile la vida de Zenobia, la última reina de Palmyra. Reinó del 267 al 272, y llevó a la ciudad a su máximo esplendor. A ella se le debe la belleza arquitectónica de Palmyra.

Palmyra fue un oasis muy importante en la época de la seda, pues es un oasis en medio del desierto, hay mucha agua y por lo mismo era una parada obligada de las caravanas.

Después del evento nos invitaron a una cena para prensa que se daba muy cerca del teatro. Yo me puse a bailar con los beduinos ¡hasta que me di cuenta de que las cámaras me estaban filmando!. Terminamos temprano porque al día siguiente querían filmar el amanecer en Palmyra que tiene fama de ser espectacular. El sol pega en las ruinas y las sombras que se van haciendo son únicas.

Cuando llegamos a las ruinas en la mañana. Ya nos tenían listos camellos para pasear por las ruinas de Palmyra. Nos subimos a los camellos y empezamos a caminar; ¡fue divertidísimo!. Mientras entrevistaban a Francisco yo intentaba no caerme. La subida y bajada de un camello no son cosa fácil y no quería que mi ejemplo saliera en las cámaras.

El camellero (Mohammed) se enamoró de mi, y al muy estilo árabe empezó a ofrecer camellos por mi, primero 500, después elevó su oferta a 1,000!!!!. Gracias a Dios, Francisco se negó. No quiero ni imaginarme que podría haber sido de mi, si hubiera aceptado la oferta. Durante la grabación ¡nos quiso enseñar su casa!. Para el programa era un super extra. Muy poca gente puede acceder a casas particulares en un sitio así.

Entramos y nos enseñó su casa, por donde corría el agua (punto clave en Palmyra) y nos regaló dátiles. Fue tal el enamoramiento que terminé regresando a Damasco con 2 pencas de dátiles, una en cada mano. Fresquesitas y directas de la palmera.

Les dejo el programa completito para que vean lo hermoso que fue Siria y para que se diviertan, Francisco y yo aparecemos a partir del minuto 29:50

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