“De ninguna manera volveré a México. No soporto estar en un país más surrealista que mis pinturas” Salvador Dalí
Este post no tiene nada que ver con el blog, pero lo tengo que escribir. La CDMX es seguramente una de las ciudades más intensas del mundo, además de surreales. Generalmente diario pasan cosas interesantes. Siempre hay algo nuevo que contar. En esta ciudad pasan demasiadas cosas al mismo tiempo y darte cuenta de ellas, es un privilegio. Vivimos tan en lo nuestro que dejamos de ver lo importante.
El miércoles pasado, vine a trabajar en coche, cosa que cada vez hago menos. Diario viajo en metro, a pesar del gentío y de lo complicado que es salir del vagón en mi estación, me encanta venir leyendo, sin preocuparme del tráfico y sin gastar dinero a lo güey.
Me traje mi coche, estuve en la oficina hasta las 2:00 porque había quedado de comer con una amiga con la que estudié la Maestría y a la que no veía hace ¡10 años!. Cuando salí ¡pum! ¡mi coche chocado! Lo dejé estacionado, en un lugar permitido, al lado de un gimnasio, al lado del carril de bicis y cuando salí, alguien me había chocado!. Tomé una foto y me subí a mi coche, no había nota pidiendo perdón con un número de teléfono para que yo llamara o alguien que se hiciera responsable. ¡Nada!
Ya manejando lloré un poquito, le conté a mi familia lo que me había pasado. Mi tema no era el choque, era la falta de responsabilidad de quien había chocado y su falta de empatía. El que alguien hubiera hecho algo así y se hubiera ido como si nada, es lo que me molestó. Me tranquilizaron, me dijeron que sólo era un coche, que qué suerte que mis problemas eran esos y que se podía arreglar ¡y ya! y tienen razón, pero el coraje, no se quita tan fácil.

Un ratito en el centro de la CDMX
Llegué por Valentina. Me dio muchísimo gusto verla. Mucho. Fuimos al centro histórico a que yo comiera algo y a caminar por las calles que alguna vez estuvieron llenas de palacios. De verdad que el centro de México ¡es bonito! Comimos en La Cuatro 20, y luego caminamos hacia la catedral, vimos el Templo Mayor, entramos a Palacio Nacional y terminamos la tarde en el Qué Bo! tomando chocolate y comiendo unas trufas impresionantemente buenas.

De la Mano con mi Hermano
En la noche yo tenía la presentación del libro “De la mano con mi hermano” un libro que recopila el trabajo de 55 organizaciones de la sociedad civil judio-mexicanas que trabajan para solucionar diversos problemas. Peraj forma parte del libro. Escuché hablar a Alfredo Achar y a Alfredo Harp Helú, personajes mexicanos que han hecho todo lo que han podido por el país que los acogió cuando sus familias venían migrando. Han donado y fundado organizaciones que han ayudado a miles de mexicanos por todo el país. Escucharlos me conmovió y mientras pensaba en quien había chocado mi coche, sonreía pensando en que habían personas que ayudaban por el simple hecho de regresar un poquito de todo lo que México les había dado, mi corazón crecía.
Desenlace
El jueves regresé a trabajar y cuando pasé al mercado a comprarme mi jugo, me di cuenta que frente a donde había dejado mi coche el día anterior, había un estacionamiento de autobuses escolares, ¡uno de esos autobuses había chocado mi coche! entré muy macha a hablar con los choferes para ver si alguno lo había . Les mostré la foto del choque a los encargados y me quedaron de avisar si alguno de sus autobuses estaba chocado. Sentían que el golpe a mi coche sí podía ser de alguno de ellos. ¡Había esperanza!
El viernes fui con mi coche al estacionamiento para que vieran el golpe y midieran la altura de las defensas de sus camiones. Concordaban. Sólo hacía falta encontrar al camión que lo había hecho. Me pidieron mi número de teléfono para avisarme si encontraban el camión, pues si ellos habían sido, su seguro iba a pagar. Pasó el fin de semana, ayer no pude ir a verlos, pero hoy en la mañana amanecí con la mejor noticia

¡La empresa se hará responsable del golpe! Mi corazón hoy creció. Hoy creo en la humanidad. Hoy veo que hay gente buena que se responsabiliza de sus actos y gente que quiere vivir en una comunidad más solidaria. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
En cuanto tenga el nombre de la empresa de autobuses escolares, la publicaré.