Últimamente el gobierno de mi país me tiene harta y desilusionada, vivo frustrada y enojada. Decidí que amo por sobre todas las cosas México y que me toca presumirlo y llevar en alto su nombre fuera de este territorio.
Adelanté todo mi plan y me voy a Países Bajos en 3 meses, toca apurarme con la mudanza, con dejar mi casa, mi trabajo, a mi gente (a la que se que voy a extrañar más que nunca), tengo que dejar a mis gatos con alguien que me los cuide, mis cosas no tan importantes en alguna bodega y pues hacer maletas.
¡El boleto ya está!, me voy a finales de mayo, junio parece que estaré en España para volver en julio al verano neerlandés, en septiembre me junto con mi familia para el viaje familiar y me quedaré por lo menos hasta diciembre que volveré para pasar navidad en México. Ya contacté a mis amigos y conocidos en Países Bajos y espero verlos a todos apenas me baje del avión, me emociona el nuevo plan, me duele la panza de nervios, pero es parte de lo que siempre siento cuando doy un giro a mi vida de esta manera.

Tengo que buscar casa allá, por lo menos para dos meses, luego me iré de viaje y regresaré quizá a otra parte. Me encanta el sentimiento de empezar de cero en donde nadie (casi nadie) me conozca, aprender de otros, vivir diferente, conocer nuevas culturas, vivir en otro clima (aunque mi sol mexicano lo vaya a extrañar 310 días al año). Para mi la vida es muy corta para siempre estar en el mismo lugar sin conocer más allá sin saber como piensan los otros y qué se puede aprender de otras culturas. En tiempos tan globalizados me parece irresponsable no movernos y dejarnos sorprender por lo desconocido.
